lunes, 10 de diciembre de 2012

Bebo, bebo, y bebo siempre de tus palabras

Me paso los días bebiendo los sentimientos de tus versos, los mismos que alguien en mi Universo dejó pisoteados en algún rincón fúnebre del miedo,me paso los días riendo alegre en las esquinas de tus melodías, entre el vaso roto de las nostalgias que dejaste vertidas y el trago limpio de la esperanza que gracias a ti nunca termina. Bebo, bebo casi ahogándome con tanta verdad, un ahogo casi dulce, instantáneo, placentero incluso, bebo la locura de una cordura que detesto y es que desordenando tus versos puedo ordenar mi mundo interior, gritar enfurecida al cielo y reclamarle lo que es mío por derecho, por soñarlo, por creerlo, ese pedacito de felicidad, esa diseccionada pieza que nunca encaja en mi puzzle y que yo sé que debe andar bajo el sofá del alma de alguna interrogación que no pasó de ser un portazo a una promesa. Borracha crónica de los valores que creía perdidos y que tú con un golpe de realidad en tu voz me haces ver que aún hay porvenir si seguimos siendo nosotros mismos.Y es que esta vida es un desorden y mis palabras otro, y no quiero caerme de nuevo, no si no van a estar los anclajes de tu garganta para recogerme, tengo miedo a diario y por eso bebo, bebo los otoños hasta naufragar en alguna de tus palabras y así desmayar esta realidad que abruma hasta al que finge no tener corazón, bebo y bebo, tus frases, tu ejemplo,tu forma innata de parar el tiempo en la calma de la alegría,bebo, y a veces la chica del tiempo me encuentra vencida en el suelo, ebria de la vida encendida de sol que siempre me recibe tras el arsenal de emociones que se esconden tras las entrañas de tus cuerdas vocales, que sin mascarlo se traga el pasado, las heridas y el tiempo que ya no tiene sentido, que no volverá...

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